Finalmente el sol sale, nuevamente los calendarios avisan que es primavera. Claramente se puede oir a lo lejos el cantar de algunas aves. Son las últimas que quedan por estos lares, son esas que se resisten a abandonar a este mundo y dejarlo en manos del tirano metal y del vil concreto. Pero no saben que ya es demasiado tarde. Nunca van a entender que no queda esperanza para esta ciudad.
Luego de un par de horas el sol llega a lo mas alto del cielo, sus rayos ya alcanzan toda la superficie de la ciudad. Pero hay corazas que no puede atravesar. Hay miles de cáscaras que encierran el motor de nuestra vida. A esas ni siquiera llega a tocarlas.
¿Como podría ser primavera si la forma de sentirla se encuentra nublada por toneladas de smog, miles de frivolidades e infinitas miradas que solo buscan el éxito personal?
¿Como podría serlo, si nadie puede sentirlo?
¿Cómo podría serlo, si quién se jacta de ser cálido únicamente lo hace por ser poco menos frío que quién lo rodea y al momento de demostrarlo lo hace con una sonrisa mal dibujada en su rostro?
Las miradas se entrecruzan en la calle, pero ninguna entra por los ojos. Ninguna se toma el tiempo de realizar el largo viaje hacia el interior del otro que empieza por esas dos ventanas. No sirve echarle la culpa al pasado personal si siempre se fue así, o si al menos nuestro entorno nos forjó así.
No sirve sacar planetas ni agregar soles, de todas maneras el frío ya está en nuestros corazones.
Luego de un par de horas el sol llega a lo mas alto del cielo, sus rayos ya alcanzan toda la superficie de la ciudad. Pero hay corazas que no puede atravesar. Hay miles de cáscaras que encierran el motor de nuestra vida. A esas ni siquiera llega a tocarlas.
¿Como podría ser primavera si la forma de sentirla se encuentra nublada por toneladas de smog, miles de frivolidades e infinitas miradas que solo buscan el éxito personal?
¿Como podría serlo, si nadie puede sentirlo?
¿Cómo podría serlo, si quién se jacta de ser cálido únicamente lo hace por ser poco menos frío que quién lo rodea y al momento de demostrarlo lo hace con una sonrisa mal dibujada en su rostro?
Las miradas se entrecruzan en la calle, pero ninguna entra por los ojos. Ninguna se toma el tiempo de realizar el largo viaje hacia el interior del otro que empieza por esas dos ventanas. No sirve echarle la culpa al pasado personal si siempre se fue así, o si al menos nuestro entorno nos forjó así.
No sirve sacar planetas ni agregar soles, de todas maneras el frío ya está en nuestros corazones.
