24.3.06

A Candy

Luego de contar el vuelto, poso mis dedos en los extremos de tan brillante papel. En el mismísimo centro se encuentra el propósito por el cual llegué hasta acá. Pero mas tentador que su interior se ve el envoltorio con ese conocido reloj que marca la hora señalada.
Al verlo entre mis manos no parece mucho. Mucho menos me parece lo que va a durar cuando lo comparo con mi tiempo vivido. Pero en esta vida hay que disfrutar de cada segundo y este prometía muchos segundos intensos y plenos de mi ser, y aunque muchas veces duelan, esos segundos también son para disfrutar.
Me detengo un instante a pensar el tiempo invertido en llegar hasta ahi. Un viaje mas que conocido pero que siempre me aguarda destinos diferentes. No tengo como intención desprestigiar el regreso, pero se que luego de que suceda lo que me estaba aguardando iba a parecer tan solo otro triste final.
La paciencia me vence y decido poner manos a la obra.
Mientras mis dedos presionan los extremos de la envoltura comienzo lentamente a separar mis manos. El centro, como si fuera otro planeta mas en nuestro pequeño universo, gira suavemente. Se que poco a poco se va a develar la verdad inherente a mi vida y que finalmente todo fracasaría. Los nervios se empiezan a apoderar de mi y no atino a otra cosa mas que cerrar los ojos. Luego de unos segundo el giro cesa. Abro mis ojos esperando verlo, pero no está allí.
Tal vez porque nunca iba a poder tener mi tiempo. No es la primera vez que me dejan con las palabras en la boca y seguramente no será la última.
Sin mi caramelo, me resigno y con un gesto de indeterminación tomo el envoltorio, esa gran mentira, en mis manos y lo aplasto para finalmente arrojarlo al tacho mas cercano.

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